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Somos sangre, somos billete

Postura personal de por qué fracasó la que sería la película más taquillera del cine peruano

POR: JUAN CARLOS MARTÍNEZ

Los primeros cinco minutos de La gran sangre son de los mejores del cine peruano, el resto es de lo peor. ¿Por qué fracasó La gran sangre? Según su productor, o sea Jaime Carvajal, o sea JC Films, o sea el patín del billete, entre otras razones, el mal guión y sobre todo el mal final desalentaron al espectador. Claro, el productor nunca tiene la culpa.

Si el guionista fuera tan malo la serie de TV también fracasaría, y eso no fue así. En realidad, se sobredimensionó la película. Es decir, al estilo de los empresarios que sólo quieren billete, nos engañaron con la publicidad. Nos dijeron que tendría grandes escenas de acción y nos mostraron dibujitos; nos presentaron chicas lindas pero no hubieron escenas candentes. Se buscaron formulitas de éxito sin éxito.

Y es que el cine es más arte que industria, pues. Una buena inversión no asegura un buen negocio. ¡El cine es sangre! Por eso los primeros cinco minutos son muy buenos, se nota la vena del director, pero el resto es una película que busca desesperadamente ser de acción con poco presupuesto y los efectos son, más que ridículos, deprimentes.

Después del fracaso comercial del film Jaime Carvajal ha anunciado que no invertirá en nuevas películas hasta no recuperar lo perdido, y la dupla Carmona–Miyashiro ya no trabajará junta por lo menos en los próximos años.


RÓMPETE EL OJO


Los primeros tres minutos de la pela

jueves, octubre 18

xxx... Los 25 años del cine porno

POR: JUAN CARLOS MARTÍNEZ


"- Aah, aah... aah"
Seka en Inside Seka, 1980

Hace exactamente 25 años que se filmó y estrenó en Estados Unidos Garganta profunda (Deep throat, Gerard Damiano, 1972), una de las películas más audaces y provocativas del cine. La película, catalogada con todo derecho como pornográfica, causó una revolución, ya que hasta ese momento solo se veían en las salas comerciales algunos filmes en donde los actores simulaban fornicar. En Garganta profunda, el acto sexual se presentaba «a calzón quitado».

No fue una película aislada. Es más, muchos otros directores comenzaron a hacer lo mismo por una razón más que importante: era rentable. Ante la proliferación de estas películas, y a fin de no dañar la susceptibilidad del público, se procedió a clasificarlas, diferenciando aquéllas en las que se simulaba la relación sexual (llamadas softcore), de los filmes en donde los actores lo hacían de a de veras (llamadas hardcore). De igual modo, se procedió a una clasificación de los consumidores: a los de soft se les llamó espectadores pornos y a los de hard, aguantados. Posteriormente, el soft fue absorbido por el cine erótico y el hardcore adoptó el nombre de cine pornográfico, que es como la conocemos ahora.

El director de Garganta profunda fue Gerard Damiano, un inmigrante italiano que es considerado con justa razón el padre del cine pornográfico, no solo porque realizó esta película, sino porque dentro de su filmografía se pueden encontrar verdaderos clásicos que ahora son filmes de culto. Ahí está por ejemplo El diablo en el cuerpo de la señorita Jones (The devil in miss Jones, Gerard Damiano, 1973), de la que se ha hecho hasta una quinta versión; una película que muestra la postura filosófica acerca del vivir: la vida no solo es sufrimiento, sino que hay que pecar con gusto porque al final Dios te va a perdonar. Damiano también filma Memorias con la señorita Aggie (Memories within Miss Aggie, Gerard Damiano, 1974), que no fue muy bien recibida debido a la escasez de escenas de sexo.

Aunque le duela a algunos críticos, el porno es un género que tiene su historia y sus propios planteamientos visuales y argumentales. Hace algunos años, nadie se atrevía a escribir sobre estas películas, a menos que se trataran de condenatorias o insultos. Ahora se han escrito libros completos sobre el género, e incluso algunos de ellos se pueden conseguir en Lima.

El planteamiento visual del cine porno es muy parecido al del documental científico: una cámara que quiere captar todo el proceso de la relación sexual con muchos primeros planos (llamados medical shots). Muestra el rostro excitado, el cuerpo, la penetración y la eyaculación (que por cierto, nunca se realiza en la vagina, ya que no se vería).

Los argumentos por lo general son simples: una persona o una pareja infeliz conoce a otras personas, y empiezan a tirar una con otra, hasta que finalizan en una orgía gigantesca, en donde todos los que intervinieron en el film comparten sus deseos sexuales. Incluso, en algunas películas, el mismo director y sus técnicos entran al ruedo.

En los inicios del cine porno (aproximadamente hacia 1910), las mujeres que participaban en estos filmes eran regordetas, toscas y feas, parecidas a algunas de las putas baratas de 10 lucas que encontramos en el centro. Ahora, son mujeres muy atractivas y de buen cuerpo.

En el Perú también se produce pornografía, pero se trabaja en vídeo debido a su bajo costo. Se producen más vídeos gays que heterosexuales. Estos últimos los puedes conseguir (o los podías), en Emancipación y Polvos Azules. Las primeras, en algún vídeo rent especializado. Como son caletas, algunos se promocionan con fotos de la filmación. Por lo general, los actores salen encapuchados o usando anteojos negros, pero según los consumidores porno que han visto estos vídeos peruanos, «no pasa nada, las tipas cachan mal, son gordas y no se ve ni mierda».

Ya son 25 años de la aparición comercial de este género cinematográfico. 25 años y ya está en su vejez. Se hace poco cine debido al auge del vídeo y a la posibilidad que brinda de recuperar la inversión. Sin embargo, el paso al vídeo trae consigo un mayor descuido visual y un argumento cada vez más inexistente. Es como si estuviéramos ante un trabajo de aficionados.

Sería injusto terminar este artículo sin nombrar a los personajes que consolidaron la industria del porno: los hermanos Mitchell, Linda Lovelace, Georgina Spelvin, Marylin Chambers, John Holmes, la Cicciolina, John Leslie, entre otros. La mayoría de ellos murieron alcohólicos, drogadictos o victimados por el Sida. Lo cierto es que accedieron a una cantidad de público que muchos actores o directores quisieran tener.



CLÁSICO DE CLÁSICOS

Deep throat (Garganta profunda)
Director: Gerard Damiano, 1972
Actores: Linda Lovelace, Dolly Sharp y Harry Reems, entre otros.


Linda tiene una gran frustración: nunca ha tenido placer sexual en sus relaciones, a pesar de que Helen, su mejor amiga, le consigue hombres por doquier. Ante esta preocupación, Linda recurre al doctor Young, quien descrubre que su clítoris se encuentra en la garganta. El resto de la historia es obvia.
El equipo de rodaje, conformado por diez personas, filmó esta película en seis días, con un costo de 20 mil dólares.




FILMOGRAFÍA BÁSICA
Las películas que no pueden faltar en cualquier videoteca decente:


Devil in miss Jones
(Gerard Damiano, 1972)




Behind the green door
(Artie Mitchell y Jim Mitchell, 1972)




Flesh Gordon
(Howard Ziehm y Michael Benveniste, 1974)




Alice in wonderland
(Bud Townsend, 1976)




Debbie does Dallas
(Jim Clark, 1978)




Taboo
(Kirdy Stevens, 1980)




Cafe flesh
(Rinse Dream, 1982)