jueves, septiembre 20

Illya Kuryaki sin Valderrama

POR: CÉSAR PITA DUEÑAS

Rubio y misterioso era el espía de la serie El agente de Cipol, de nombre casi impronunciable. Un día decidió juntarse con el pibe maravilloso de los pases perfectos y jugaron una pichanguita que duró 10 años. Uno puso el acento anglosajón; el otro echó cuerpo y meneó la peluca. Rockearon, rapearon y funkearon juntos hasta que llegó la separación. Dante Spinetta y Emmanuelle Horvillieur (los nombres terrenales de Illya Kuryaki and the Valderramas) se divorciaron. La repartición de bienes fue de lo más justa: Emmanuelle se quedó con la tele y Dante con la cómoda, "que es supergrossa".


NO WAY, PIBE

El apellido les pesó al principio de los tiempos, pues mientras ellos berreaban y gateaban juntos, sus viejos eran entes respetados en la Argentina. En 1988, Spinetta padre lanzó Téster de Violencia. En uno de los tracks, un bisoño coro de angelitos entonaba con furia: "El mono tremendo se viste, ¿con qué?: con piel de búfalo asado". Eran los primeros chillidos de Los Pechugo, primera banda del dúo.

Influenciados por las ondas raperas que inundaban el mercado a principios de los noventa (bodrios de la calaña de Vanilla Ice y MC Hammer y actos que después se convirtieron en culto como Beastie Boys), los púberes malandros decidieron formar un grupete usando el nombre de dos personajes, uno ficticio y otro real. El resultado: Illya Kuryaki and the Valderramas. Su primer disco, Fabrico cuero (1991), es una colección de siete temas que muestran un rap elemental: letras directas y contestatarias, sonido esquemático y primitivo, estribillos en constante repetición. Dante y Emmanuelle tenían 14 y 16 años respectivamente. En plena preadolescencia cantaron a los jubilados violentos, le dijeron a Juan que esa chica era suya y condenaron la corrupción gringa. Después cantarían en inglés.

Ese mismo año, el bigote García los invitó a su escenario y los hizo cantar un mix de Fabrico cuero y Rap del exilio. Empezaron las preguntas: ¿El talento se mide por el apellido? Horno para calentar los mares (1993), el segundo disco de IKV, despejó algunas dudas. En ese horno se cocinaba algo más que mares. Virgen de la riña, el mejor corte del disco, es una balada de líricas inspiradas y atmósferas spinettianas que mostró al grupo en escalonada madurez. El mismo año, el tío Charly los convocó para que participen en el megaproyecto titulado La hija de la lágrima. Se mandaron con James Brown, uno de los mejores surcos del disco. El mercurio lo tenían bajo la piel y estaba en plena ebullición.

LA MARCA DEL DRAGÓN

En 1995, América Latina bailó al compás del Abarajame. La testosterona rebalsó y los casi niños se convirtieron en preadultos y postadolescentes. Las letras punzantes, rayanas con un erotismo entre subliminal y conchudo, ponía los pelos y otras cosas en punta. Mientras una mano empuñaba el micro, la otra practicaba el toqueteo onanista. Al llegar a edad adulta, los IKV se presentaron ante la sociedad como machos gemelos andróginos. El rap cedió ante la sensualidad hip hop. En Chaco, tercer disco de la banda, se mezcla el hard rock salvaje (Remisero es un tema compuesto para asesinar abuelitas), el soul chongueril (Jaguar house), exquisitas baladas moqueantes (Hermoza from heaven) y bellezas inclasificables (Mitad del caballo violeta). ¿Pero hasta qué punto el tándem se encargaba de la onda creativa? La producción de Machi (ex socio de Spinetta padre en su mejor época, la de Invisible) y la participación de músicos como Claudio Cardone (teclados), Fernando Nalé (bajo), Fernando Samalea (batería) y Kasda (mezcla de Flautista de Hamelin y drag queen del New Helden), parecía confirmar que los nenes, a pesar de tener hormonas de sobra, no poseían neuronas suficientes. A pesar de ello, IKV dio rienda suelta a una imaginería surrealista mezcla de marcialadas (herencia de las artes marciales) y marcianadas (herencia de váyase a saber quién).

IKV no fue el primer grupo hip hop que cantó en español, pero sí el primero en reventar los charts. Cuando aparecieron combos como Control Machete y Molotov, los críticos más rabiosos (que son los conservadores de lo extremo), tacharon a los argentinos de afeminados, comerciales, asépticos, poco arriesgados, aggh puf y demás. Pero IKV no fue una banda de hip hop, a pesar de que flirtearon con el género, sino un sancochado ecléctico (esa palabreja) de referentes múltiples.

El unplugged fue inevitable. MTV abrió las piernas y el concierto fue editado en un disco llamado Ninja mental (1996). Lo más interesante de este plástico son los dos temas que grabaron en estudio, uno en compañía de Luis Alberto Spinetta. Anticipaban el cambio que vendría.

EN EL PRECIPICIO ROJO

Versus (1997) es la mejor placa de IKV. Conjunción armónica de agresividad, sexo, inspiración y poesía que demostró que la pajeada también puede ser mental. El primer corte, Expedición al Klama Hama, tiene un aliento épico que lo convierte en tema progre. La influencia de Prince es evidente pero no insoportable. El disco, de difícil audición, no obtuvo las palmas de una hinchada que prefería ser ciudadano del Chaco antes que heredero de los jugos del Klama Hama.

En 1999 se editó Leche, sexto disco de los Illya. Más sexual. Más explícito. Más bailable. Un paso en falso que les generó los favores del público. Coolo se convirtió en hit, pero sigue siendo una canción hasta el culo. ¿Pasaron los buenos tiempos?

En el año 2000 el anuncio se hizo público: Dante y Emmanuelle se separaron de buenas maneras para continuar proyectos solitarios. Lo hicieron con un disco llamado Kuryakistán, que contiene cuatro temas nuevos, remixes de algunas canciones conocidas y algunas reversiones. Pasaron 10 años y los jóvenes se convirtieron en adultos y tal vez en adúlteros. Emmanuelle tenía 26 años al momento del desbande: "Quiero cantar en un lugar tranquilo, que se genere un espacio para tocar con amigos y editar algo de manera independiente. Será cuestión de pasar el invierno mental. En mi estudio van a surgir cosas buenas y Dante seguro que va a pasar por ahí. Tocar me sirve de mucho; si no, salgo después y voy a querer matar a cualquiera por la calle". Dante tenía 24 años: "Éramos amigos antes de formar la banda y lo seguimos siendo ahora. En lo personal está todo bien entre nosotros. Hay que entender que la música es nuestra vida y cada tanto se debe cambiar para satisfacer las necesidades artísticas y espirituales. Y crecer, porque de eso se trata. No hay problemas, es mejor asumirlo que quedarse a dormir en los 14". Aprendan, Páez y Sabina.


RÓMPETE EL OJO

Fabrico cuero


Virgen de la riña


No way José


Abarajame


Jaguar house



Abismo



Remisero


Expedición al Klama Hama


Jugo



Coolo


Jennifer del estero

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